viernes, 15 de mayo de 2015

¡MÁS LEÑA AL MONO!

Según una reciente encuesta, un tanto por ciento elevadísimo de españoles cree -en pleno siglo XXI- que el sol gira alrededor de la Tierra. Perfectamente lógico, teniendo en cuenta que un tanto por ciento más que elevadísimo de españoles cree que el mundo gira alrededor de su ombligo. ¡Qué pueblo tan soez! ¡Qué gente tan bárbara! ¡Qué cantidad de pollinos!

Ahora, con las elecciones autonómicas y municipales, tenemos que tragarnos, además, la decoración callejera de un montón de jetas malcaradas y feas. Sale uno a la sucia, ruidosa, contaminada y desbaratada calle de Madrid y se encuentra de frente con el retrato de la momia. Una momia teñida de rubiata, a la que los taxidermistas no han sido capaces de ponerle en su sitio el labio de arriba, que se lo han debido de llevar a Suiza sus asesores, confundido en una de las sacas donde han apañado todo el botín de sus negocios fraudulentos, de sus rapiñas feroces. Y las santas encuestas anuncian que una mayoría de madrileños piensan otorgar su voto a la tal momia deslabiada. ¡Qué indecencia! Muchos taxistas -que en la capital del reino se han caracterizado siempre, como todo el mundo sabe, por ser más carcas que Matías el Facha-, llevan de adorno en sus, de ordinario desaseados vehículos, carteles de propaganda electoral con la foto de la momia. No seré yo quien me monte en uno de ellos. Que transporten a Tutankamon cuando venga de turismo.

                                                                                    ©Angelo Prey

En el otro extremo de la carpa del circo, los nietos de Stalin siguen conjugando el verbo Poder con la mirada puesta en los sillones que pueden quedar vacantes. Para ello, los asesores bancarios y mediáticos que les sustentan les han aconsejado que se moderen, que los ceporros patrios sólo defienden las revoluciones en la barra del bar o en las terrazas veraniegas, que luego quien más quien menos tiene el chalecito, el apartamento en la playa, los ipad, ifod, ihostias y el resto de los juguetes, y no están para que llegue un tipo que ha cambiado la perilla soviética por la coleta de Gengis Kan y les amargue la fiesta. Que de lo que se trata es de rebañar votos al verdadero enemigo histórico, el de siempre, los socialistas, que con la derecha primero se la insulta pero cuando llegue el momento se pacta bajo cuerda, como hizo el padrecito Stalin con el bueno de Adolf, que era un caballero... hasta que les metió los Panzers por el culo. Que el modelo patrio es el Anguita y el Largo de Comisiones Obreras, amantes fidelísimos del Titán de las Azores, el del labio leporino. ¡Qué de labios chupopteros!

¡Lejísimos queda ya la época donde la socialdemocracia europea construyó un espacio común de libertad y justicia social! En el museo se pueden contemplar los objetos descoloridos del Estado de Bienestar. ¿Que era incompleto y con bastantes defectos, que dejaba fuera a medio mundo? De acuerdo. Será mejor el aquelarre de ahora, donde la ley de la jungla se ha impuesto de arriba abajo. Donde la bestialidad ha sustituido a la cultura, donde los más canallas son los que medran, a costa de la pobre gente. 

                                                                                   ©Angelo Prey

Los primeros culpables de esta pérdida irreparable son los propios partidos socialistas que han abandonado sus ideales fundacionales, que se han dejado infiltrar por sabandijas trepadoras, innobles tipejos y tipejas, con menos cerebro que un mosquito, pero con unas zarpas y unos colmillos descomunales.


¿Pesimismo? Por supuesto. No olviden que un genuino pesimista es un optimista bien informado.