La nueva alcaldesa de Madrid, Carmena, en su discurso de investidura manifiesta que los que no la han votado no la deben tener miedo. ¡Lo cual da bastante miedo! ¿Por qué habría que tenerla miedo? ¿Porque ha dado el control de la policía municipal a Podemos; es que piensan implantar ya las checas? ¿Porque les ha concedido también el control de los servicios de participación ciudadana para que sigan extendiendo por la ciudad sus redes de reclutamiento chavista con cargo a las arcas municipales? ¿O lo que debe dar miedo es algún miembro de su equipo que se dedica en las redes sociales a hacer bromas de muy mal gusto sobre el holocausto judío? Desearle la tortura y la muerte al Sr. Gallardón, por muy mal que te caiga, tampoco parece muy apropiado de alguien encargado de gobernar un ayuntamiento democrático.
Los resultados de las elecciones en la Comunidad de Madrid han ofrecido un resultado con un único perdedor claro: el PSOE. La presidencia de la Comunidad se la ha birlado Ciudadanos para regalársela al PP a cambio de unas migajas (¿no venían los Ciutadans de luchadores contra la corrupción? Y en la alcaldía, con el inútil del Sr. Carmona, ocurrente tertuliano al que le han dado por donde rima, no les ha quedado más remedio que regalarle el trono a los podemitas. La otra opción, dejar que gobernara la momia deslenguada, no venía al caso, evidentemente.
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Los sesos blandos que alaban desde el columpio esta nueva baratija de los pactos, me producen flatulencias. ¿A qué pactos se refieren? ¿Dónde está la bondad de estos pactos? Estas elecciones sólo favorecen a los recién llegados, aupados desde las vísceras -quiero pensar que no desde el entendimiento- de muchos descontentos (algunos con razones de peso, otros simplemente por seguir la corriente de moda que con tanta habilidad han vendido desde algunos centros del poder económico del país). Y estos recién llegados lo primero que han demostrado nada más llegar es que les da igual con quien pactar con tal de pillar un buen pedazo del pastel, cuando no la tarta entera. ¿En qué se diferencian, entonces, de los viejos dinosaurios?
Que hay que pactar con la repugnante casta del PSOE para quedarse con la alcaldía de Madrid, no hay problema, la verdad es que vistos de cerca no son tan malos. ¿Que hay que aliarse con los etarras para trincar una plaza norteña? Pues tampoco pasa nada, ya dijo el propio Aznar que se trataba de un movimiento de liberación. Además, los chicos de la goma 2 se han integrado en el sistema, ya no necesitan extorsionar y robar, ahora cobran del erario público que es mucho más cómodo. Los cientos de víctimas asesinadas cobardemente que han dejado por el camino ya no votan y los que les han sobrevivido tienen la memoria frágil.
En una democracia tiene derecho a concurrir a las elecciones todo aquel que cumpla los requisitos que marca la ley. La cuestión es saber si se acepta algo más que esas normas de acceso, si se cree realmente en la democracia o sólo se piensa en utilizar el sistema para otros fines. El partido Nacional Socialista, con Adolf Hitler a la cabeza, alcanzó el gobierno en Alemania a través de un plebiscito democrático. Todos sabemos lo que hicieron con la democracia y los demócratas en cuanto tuvieron la sartén por el mango.
Los antecedentes y la ascendencia de los líderes de Podemos no permiten pensar que crean en la democracia, sino que la están utilizando, de acuerdo a su ideología, claramente estalinista. Como supongo que no están tan majaras como para pretender establecer en Ejpaña la dictadura del proletariado (¿se imaginan los carrefoures y corte ingleses con los anaqueles vacíos al estilo de esos países que tanto les gustan?), es de suponer que irán templando gaitas, de componenda en componenda, según les vayan marcando desde los despachos donde les apoyan y subvencionan. Y pacto a pacto, y demagogia con demagogia, irán ascendiendo por las doradas escaleras del poder, donde se vive bastante mejor que dando clases en la Universidad. No lo tienen difícil, con echar unas migajas a la plebe para que puedan consumir un poco más, ya han cumplido. Y todos tan contentos.
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Como la izquierda democrática hace tiempo que está en encefalograma plano, no creo que vaya a ser capaz de reaccionar ante la avalancha que se le viene encima, que ya se le ha venido encima. Estos jóvenes depredadores de la tribu podemita, con o sin coleta, -lo más padecido a una charca plagada de tiburones blancos y pirañas-, una vez que han devorado hasta los huesos a Izquierda Unida, la van a emprender a fondo con el viejo Partido Socialista, se lo van a comer por los pies, por las orejas y hasta por el hígado. Y una vez que este partido, que con todos su errores (muchísimos) ha sido el garante de la defensa de los derechos sociales en España desde hace más de 100 años, haya desaparecido, ya se pueden preparar.
Cierta crítica sobre el peligro de la radicalización de la política española instrumentada desde el comunismo más rancio la está haciendo la derecha. Claro. Tienen parte de razón, qué le vamos a hacer. Lo que pasa es que ellos no disponen de altura moral para hacer esa crítica, porque son unos franquistas rancios, unos sacamantecas fachones, que también juegan a la democracia cuando les conviene, pero no creen en ella. Y desde esa posición putrefacta lo mejor que pueden hacer es meterse la lengua donde le rima al señor Carmona, tertuliano.