El Ministerio de Interior del
Reino de España ha colocado cuchillas afiladas con forma de hacha en
las alambradas que separan los residuos coloniales del Imperio
español del resto de África, para que se dejen la piel a tiras los
que quieran entrar de contrabando en nuestro jardín. No
necesitamos más mano de obra esclava por el momento, tenemos
bastante con los trabajadores nacionales. Cuando los esclavos se
convierten en emigrantes se vuelven sucios e incómodos. Por eso el
gobierno de la República francesa (¡¡socialista!!) expulsa a niños
gitanos (ilegales) que seguían su escolarización perfectamente
integrados. Mientras, las encuestas de previsión de voto vaticinan
un próximo triunfo clamoroso de los fascistas de Le Pen. Los
franceses van a elegir puras sangres mejor que jamelgos. Normal.
¡Heil Hitler!
A lo largo del largo y tórrido
verano patrio, las muchachadas del PP, altivo el ademán, han
aprovechado las fiestas de los pueblos y hasta los colegios públicos
para hacer demostración de sus orígenes y creencias: el
generalísimo Franco, las camisas azules que tu bordaste en rojo ayer, las banderas con
el aguilucho desplumado, las cruces gamadas, las pistolas y las porras. ¡Viva
Franco! ¡Arriba España!
En este segundo acto de la obra de
teatro que se representa, los actores se han quitado las máscaras.
La simpática ancianita que engatusaba a Caperucita la Roja, se ha
desprendido del disfraz y ha hecho su aparición un tipo brutal, soez
y paleto que la va a violar salvajemente, para empezar la fiesta.
Mientras, los compañeros de Caperucita, refugiados en parlamentos, partidos, sindicatos y
asociaciones, debaten si son galgos o son podencos. ¡Son los
canallas, asesinos y ladrones de siempre; gilipollas! ¿Es que no os
dais cuenta? Los mismos que perdieron (¿están seguros que
perdieron?) la Segunda Guerra Mundial, los nietos de los que ganaron
la Guerra Civil española.
A lo suyo, la católica, incólume y apolillada Iglesia española
sigue celebrando las canonizaciones de sus mártires de la cruzada,
con la bendición a distancia del nuevo Papa peronista y la
asistencia masiva del Gobierno de la nación. Mientras miles de
víctimas de la barbarie de las tropas franquistas, golpistas y usurpadoras, siguen
pudriéndose en cunetas, descampados y estercoleros. La memoria
histórica es un carril de una sola dirección. ¡Viva la Santa
Inquisición!
Aquí termina la historia. No se alteren. Era sólo un cuento gótico para la tradicional celebración
de Jalogüin, fiesta que, como todos saben, se remonta en España a
la baja Edad Media, cuando se inició la pasión popular por los muertos
vivientes, las carnes putrefactas y los huesos de santo. Sigan
disfrutando, por favor. No se me inquieten. Gocen de la vida. Los
campos de exterminio del futuro próximo van a ser diseñados por
arquitectos post modernos. Nada que ver con las cutreces de Dachau y
Auswitch. Cuando los metan allí se sentirán actores, actrices en una película gore. ¡Qué
diver! ¡Será super fuerte, tron!
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