domingo, 21 de diciembre de 2014

¡QUÉ PENA DE PAÍS!: Entre el post fascismo y el neo estalinismo, con la nada en medio.


¿No sería mejor recoger los bártulos y salir corriendo? Que se queden con este erial los desgraciados que siguen peleando a dentelladas lo poco que queda, después de una rapiña de siglos. Que se queden los viejos ladrones coronados y los nuevos, esos que vienen dándoselas de puros, pero están de mierda hasta la coronilla, los que dicen que van a cambiar el país y lo que quieren decir es que van a cambiar su cuenta corriente: ¡Podemos cambiar nuestra cuenta corriente por una más abultada a costa de los tontos del culo que se creen las sandeces que les vendemos! Podemos hacernos con toda la tajada, alimentando el cuento de hadas como si fuéramos Harry Potter. Podemos pasar a cuchillo a quien se ponga por delante, pues tenemos bien aprendida la lección de nuestro padrecito Stalin. 





Lo dejó dicho don Carlos Marx: la primera vez como tragedia, la segunda como comedia. En el caso de Ejpaña, no veo muy claro que no se vuelva a repetir como tragedia. Este es un pueblo muy cabrón. Mala gente. Siempre lo ha sido.

Si los ciegos descerebrados que atestan el país fueran capaces de observar lo que tienen delante, no sólo no seguirían como borregos a las luminarias sociológicas que se aprestan a tomar la Bastilla, les bastaría con mirarles detenidamente a la cara y comprobar que si engañan a alguien es porque ese alguien quiere: ¡Con la cara de hijosdeputa que se gastan, es que no tienen disimulo, las criaturitas! Del discurso no vamos a hablar, sería perder el tiempo. Lo mismo anuncian que van a asaltar los cielos (será la última planta del Corte Inglés), como que el que mola es el Papa Paco, un tío cojonudo, el defensor de los pobres (sí desde los palacios del Vaticano, y hablando mucho ahora que es gratis, que no se le oía tanto cuando era obispo en la Pampa, mientras los milicos tiraban al Mar del Plata a los rojos subversivos).

Al otro lado, pero muy cerca (los extremos se tocan), la caterva de fachones recalcitrantes, contrariados de que unos pelagatos les estén sacando a la luz lo que siempre había permanecido en la sombra. ¡A qué viene eso de publicar los negocios! ¡Y encima, ahora, lo denominan corrupción! ¡Dónde vamos a ir a parar! Por muchísimo menos se sacaban antes los tanques a la calle. 

Y en medio de estas rebanadas de pan apolillado, como bocata cutrísimo, la nada, el vacío, la pura desolación. Dicen los que dicen entender que desde la caída del muro de Berlín, la izquierda democrática, el socialismo, la socialdemocracia, no levanta cabeza. ¡Vaya sandez! Esa izquierda ha dejado de ser izquierda mucho antes de lo del muro. Para empezar, desde que no dejaron muy claro, pero meridianamente claro, que no tenían nada que ver con los seguidores de una de las sectas más asesinas y perniciosas de toda la historia, emparejada con los nazis y los fascistas: los comunistas estalinistas. Como, sin serlo, han estado jugeteando en el mismo bando, al capitalismo depredador y fascistoide le ha venido pero que muy requetebien meter a todos en el mismo saco y tirar de la cadena. Allí se han ido los pobres tontos por el desagüe revuelto y apestoso de la cloaca.

Pero los neo estalinistas vuelven, como vuelven los zombis, pues su ideología se alimenta de muerte, son especialistas en muerte, la conocen muy bien, han asesinado a millones de personas desde los gulags soviéticos, a las jaulas de bambú de extremo oriente, pasando por las guarradas latinoamericanas del chavismo y la Habana para una infanta difunta, ahora rescatada de la pira a costa de petróleo y otras hierbas. ¡Ya puede ir preparando Coppola El Padrino IV, y empezar a rodar exteriores en El Malecón!

                                                         Víctimas del terror de Stalin

Los neo estalinistas pueden volver y vuelven. Han cambiado el bigotazo tártaro por la coleta de medio pelo, los uniformes retros y medallados por las camisas a cuadros de aficionados a la barbacoa.    Claro que vuelven, como vuelve siempre lo que no ha sido exterminado, como vuelve el cáncer que no ha encontrado la resistencia adecuada en un organismo fuerte. Vuelven y vienen para quedarse, infectando y contaminando, mintiendo, engañando, pronosticando mundos maravillosos, cuando con echar un vistazo a la historia reciente vemos con absoluta certeza lo que único que podemos esperar de ellos: muerte, la muerte ignominiosa después de la tortura. 

domingo, 2 de noviembre de 2014

CHORIZOS, TONTOS DEL HABA Y EL RESTO DE LA TRIBU


Las tribus con poco desarrollo emocional e intelectual, desde tiempos remotos, cuando se ven enfrentadas a hechos que superan su capacidad de reacción, sacrifican una víctima propiciatoria para intentar calmar a los cabreados dioses. Así han hecho los pre homínidos de Ejpaña: ante el ataque del ébola se cargan al perro Excalibur. Apaciguadas las fuerzas ultra terrenas, la historia ha seguido su curso y los primates, cada vez en mayor regresión hacia sus orígenes de caníbal, siguen celebrando el desastre patrio.  

Si en lo emocional no son capaces de idear algo más sofisticado que cepillarse a un pobre bicho indefenso (lo hacen con centenares de ellos todos los veranos en  las indecentes fiestas patronales, con el Toro de la Vega a la cabeza), por lo que respecta al raciocinio, a lo más que están llegando es a apuntarse al Podemos- ser-cada-vez-más-tontos, esa secta de iluminados que van a arreglar los negocios terrestres subiéndose a los cielos (¿o quieren decir a la peana?). El que desee conocer a fondo quiénes son en realidad esos salteadores de caminos haría bien en acercarse a la página Marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es. Monsieur Marat disecciona con la pericia de un cirujano a esos carteristas.

Comentan los sociólogos y otros estudiosos de la tribu que esta reacción de las masas es lógica en un momento en que el descontento está llegando a límites máximos como consecuencia de la crisis económica y los recuentos de víctimas. Todas las semanas, en un goteo incesante que suena a programación computerizada, los medios, de la mano de jueces y policía, nos entretienen con un nuevo capítulo de la serie más premiada: "Ponga un corrupto en su vida". Una serie muy entretenida aunque con escasa imaginación, cuyo argumento está más que visto (chorizos a la brasa). ¡Vaya novedad! ¿Alguien ha leído aquí aunque sea una revista de divulgación histórica. Eso parece; si no no se extrañarían tanto de que todo huela a chorizamen. Lleva oliendo así desde los tiempos de Atapuerca.




                                                                 ©Angelo Prey


Lo más patético son esa legión de rasgadores de vestiduras, que se manifiestan escandalizados ante el rebaño numeroso y soez que ha metido el cazo en el saco. Se les nota demasiado que su reacción obedece a la envidia: ¡Cómo les hubiera gustado haber sido ellos! Porque, como se creen más listos, piensan que no se habrían dejado pillar y estarían ahora disfrutando de la rapiña, sin pegar palo al agua, que es la aspiración máxima de un aborigen patrio. 

¿Qué pasa, que nadie se había dado cuenta de nada hasta ahora? ¡Venga, ya! Lo que ocurre es que andaban muy ocupados recogiendo las sobras que les tiraban desde arriba estos mismos que ahora aparecen en primera página de camino hacia el trullo.  A la envidia hay que sumar la desvergüenza. Si gracias a ellos os habéis comprado esos cochazos descomunales, habéis levantado esas casonas mastodónticas y con piscina, os habéis hecho unos severianoballesteros, habéis viajado por medio mundo echando de menos en plena 5ª Avenida, precisamente, un buen bocata de chorizo. ¿O nos vais a hacer creer que ese despliegue de pasta se debe a vuestro trabajo? ¡Si os pasáis la vida pintando la mona, que en este país, trabajar, lo que se dice trabajar, lo hace una selecta minoría!

Las primitivas tribus de la zona se caracterizan, además, por ser muy cortas de vista o aplicar a rajatabla eso de que "no hay mejor ciego que el que no quiere ver". Me quieren decir que esos golfos que pernoctan ahora entre rejas, no cantaban ya por soleares cuando desempeñaban sus cargazos en gobiernos, parlamentos y organizaciones sociales varias. Si ya tenían la misma cara de batracios bien cebados, de pollos mamporreros. Son los mismos, ¿eh?, y los votabais a mogollón una vez tras otra. ¿Para qué? Para que siguieran robando y vosotros de paso. Pero, claro, ahora se ha cerrado el grifo y de ahí viene vuestro cabreo y el apuntarse a Jodemos, mientras os hacéis un implante capilar, a ser posible con coleta. ¡Sois igual de sinvergüenzas y, además, nos tomáis por tontos!

domingo, 3 de agosto de 2014

EL MISMO CHARCO DE TODOS LOS VERANOS

 Dedicado a Suso Peres, el Noi de Hellín y a Rafaelo Roa.

Aquí tenemos al molt honorable Yoda, pillado por el fotógrafo haciendo un alto en el camino... hacia Andorra. La patria sí, pero primero la pela a resguardo del fisco, esos depredadores insaciables. En cualquier caso, hay que reconocer el acendrado patriotismo del Molt Honorable que se lleva el pastamen allí mismo, a la vuelta de la esquina, que al fin y al cabo Andorra es una provincia más del Imperio Barsa. ¡Que aprendan los de Madrid-Génova, mucha banderita en la pulsera y mucho himno, pero el billetamen lo colocan en Suiza.


Ejpaña (sus singularidades autonómicas-metafísicas incluídas) es un lugar extraordinario. Ya lo dijo en su día el Duque de Mambrú, más conocido como Winston Churchill, cuando reconoció que era el país más admirable de la galaxia: "toda la vida intentando destruirse y aún no lo ha conseguido". Que no se haya logrado aún, no quiere decir que no se siga intentando, por todos los medios y sin desmayo.

Mientras se consolida el Segundo Advenimiento de Una-Grande-Libre, con sus tejemanejes del BOE y el palmeteo aflamencado de judiciarios y plumíferos, la Oposisión ha elegido un nuevo lídero, llevado de la mano por la Novísima Macarena del Sur. ¡Veremos eso que cuentan de volver a la izquierda! Tendrán primero que comprarse un gps, o al menos, un mapilla. Y ya me dirán cómo sortean las barricadas de sus antiguos correligionarios cabreados y aturdidos, y de las otras tribus descontentas y apaleadas que se van a encontrar en cuanto pongan los pies en la calle. ¡También es mala suerte que aparezca un tío con el mismo nombre que el padre de la patria roja! Es como si a Putin (con perdón), le sale un moscardón testicular llamado Vladimir Ilich Lenin. Y encima ¡con coleta! Esto solo pasa en Ejpaña.

Es casi seguro que a la vuelta de la playa nos encontremos, por fin, con una propuesta gubernativa para ir de excursión al Referedum de la Independencia. Ya han llegado a un acuerdo las partes (perdón, de nuevo), respecto a los enunciados que aparecerán en las papeletas de la consulta. Habrá de dos tipos. El primero, destinado a los que se quieren ir a vivir por su cuenta. (¡Qué ya tienen edad, vamos!). Y un segundo para los que se quedan en el mismo inmueble. El primero dirá: ¿Quiere separarse de esa panda de centralistas, chulos, torturadores, ladrones e hinchas de Cristiano Ronaldo? La segunda propondrá: ¿Está de acuerdo con que se vayan de una vez a tomar por saco y nos dejen tranquilos?

Ahí al lado, en el mismo mar de todos los veranos, las tribus semitas se han lanzado de nuevo a la bestialidad y el oprobio que las caracteriza, en esa tierra llamada santa para más inri. Es la perpetuación del calvario y el retorno a la cueva, de la que no van a resucitar ni al tercer día ni en el siglo XXXV después de Gates. Por no hablar de la banda eslava matando turistas voladores para pasar el rato, mientras las impotencias occidentales le dan un cachete al aire y siguen sumando los importes de la venta de misiles y demás. 

Tal vez todo esto se solucione cuando la preclara patria barsiana haya impuesto su dominio en esa zona del planeta. Una vez olvidadas las lenguas primitivas y groseras y fenecidos sus apolillados dioses; parlando ya tots el chamulleo de las ramblas y adorando al solo dios verdadero del Camp Nou; las tribus levantiscas depondrán viejas impertinencias y desmanes y organizarán una liga panmediterránea, donde en lugar de matarse por un muro de las lamentaciones, se harán trizas por alzar el copón divino de la final de fúrbol. Dado que el que es más que un club no va a jugar, en cuanto se vaya de casa, la liga hispano-centralista, según ha anunciado oficialmente el preboste de la Federación Hispana de Balompie. 

Ya lo saben, a jugar con el Palafruguel y el Tortoset F.C., o a conquistar el mare nostrum. Pueden ir haciendo barcos, aunque sea de papel higiénico.




martes, 3 de junio de 2014

¿Dónde fundamos la 3ª República?

En los planes de estudios (desastrosos) de las últimas generaciones, se estudiaba mucho el "entorno" y los "bichos", pero nada de lógica. Esta disciplina no pertenece al acervo cultural de este país. Tampoco se ha ofrecido, por lo que parece, una visión cuando menos somera de nuestra historia. Sólo así se explica que esas buenas gentes (y algún pescador que otro de ríos revueltos) se hayan lanzado en tropel a la Puerta del Sol nada más oir la abdicación del Rey, en un amable e infantil ejercicio de alzar las banderas republicanas, a la espera de que un nuevo Alfonso pase por allí con su cámara y los inmortalice. ¿Saben a lo que están jugando? ¿Tienen idea de lo que ocurrió en realidad en aquellos tiempos? ¿Conocen cómo terminó todo y las terribles consecuencias que tuvo ese desenlace para millones de españoles? Evidentemente, no. Por eso se permiten esa dosis de frivolidad, esa visión romántica, edulcorada y falsa de lo que en realidad pasó hace 83 años. Y que bien podría volver a ocurrir, tal y como está el patio.

Hagamos un pequeño ejercicio memorístico para luego analizar la situación actual, parecida terriblemente en algunas cosas; no en todas ni mucho menos, pero sí en algunas esenciales. 

La caída de la monarquía, el 14 de abril de 1931, fue no sólo el fruto del voto a favor de los partidos republicanos de una mayoría de votantes en unas elecciones municipales, sino la consecuencia inevitable de los graves errores continuados de la propia monarquía, muchísimos más graves que ir a cazar elefantes o tener un yerno presuntamente mangante. El primero de ellos, unas guerras coloniales montadas para beneficio de la casta militar y los terratenientes, a cambio de las vidas de miles de soldados de las clases más bajas que no podían pagar para no ir a la guerra. (Sí; se pagaba para no ir al frente, el que podía). Arturo Barea, en el primero de sus libros de la trilogía "La forja de un rebelde" narra con detalle la guerra de Marruecos, donde empezó la fulgurante y despiadada carrera de Franquito (así le llamaban sus compañeros de armas hasta que se hizo generalísimo). Es un relato brutal que narra sin anestesia cómo era España en aquella época: un infierno. Con un proletariado (todavía existía) explotado hasta el límite, sobreviviendo en la miseria y represaliado sin piedad por las fuerzas del orden. De lectura inexcusable para entender de dónde venimos en la historia reciente. 

                                      Proclamación de la 2ª República. Puerta del Sol.

Y llegó la Segunda República, flamante y dicharachera, llena de buenas intenciones que apenas pudo cumplir. ¿Porque se lo impidieron los golpistas? Ese fue el remache final. Ya desde el inicio, las luchas a muerte, no sólo entre derechas e izquierdas, sino entre los propios partidos republicanos, hicieron inviable un proyecto político donde cupiera la mayoría de los españoles. Lo que el país necesitaba con urgencia en 1931 era un desarrollo social y económico que le sacara de la edad media donde seguía empantanado. (Ahora no es el medievo, pero tampoco el país desarrollado y moderno que nos quieren vender los propagandistas). Y para eso se necesitaba un acuerdo político y social que no se alcanzó jamás. Los intereses de la secta, del grupo, pudieron más que el sentido común. El egoismo y la miopía triunfó de lejos sobre la sensatez y la decencia. ¿Les suena de algo?

En el momento actual todavía no han aparecido las pistolas, afortunadamente, pero entren en cualquier blog de los que pueblan el planeta España y observen las toneladas de odio que fluyen por sus venas, a diestra y siniestra y de arriba abajo. Como dijo el clásico: "Los unos contra los otros y dios contra todos". Un extraño, peligroso y demente vaso comunicante que acerca 2014 a 1931: negación y estigmatización del que no piensa como nosotros, sectarismo vulgar, semi analfabetismo y ordinariez en los planteamientos, reduccionismo interesado en las opiniones, ocultación o mentira descarada de los hechos, interpretación interesada de los acontecimientos. Y sobre todo, amenazas, insultos, más insultos, barbarie y bestialidad. (Un ambiente ni calcado del que se vivía en nuestro país antes y durante la 2ª República). Por cierto, aprovechando el caos de la Guerra Civil, Cataluña proclamó su independencia. Estaban tan ocupados en ello que el ejercito golpista de Franco entró en Barcelona sin pegar un solo tiro. 


                                           La calle Preciados de Madrid durante la guerra.

La Guerra Civil, aseguran cargados de razón algunos, la perdió la República gracias a la ayuda prestada a Franco por Hitler y Musolini, y la vergonzante no intervención de los países democráticos. Esa es una verdad a medias que cualquier estudio serio del desarrollo del conflicto tira por tierra. La maldita realidad es que las peleas internas en el bando republicano hicieron inviable ya desde el año 1937 la posibilidad de derrotar al enemigo. Lean, entre otros, a los anarquistas Abad de Santillán y Cipriano Mera, al comunista Enrique Lister, a los socialistas Largo Caballero, Indalecio Prieto y Luis Araquistain, al republicano y presidente de la 2ª República, Manuel Azaña... y tantos otros. Tampoco pasen por alto "Así fue la defensa de Madrid", del general Vicente Rojo. Y ya me contarán. Unos ejemplos:

Si Franco hubiese querido debilitar nuestras fuerzas, desmembrarlas, desmoralizarlas, preparar el terreno para su victoria, no habría podido encontrar mejores instrumentos que los órganos dirigentes de los partidos y organizaciones de la España republicana...(  ) Otro factor de desmoralización ha sido la conducta privada de los altos jefes. Se reprochaba, por ejemplo, al jefe de la 37 división en Castuera, teniente coronel Cabezudo, que llevaba una vida lujosa de sibarita, hasta recibir visitas de autoridades civiles con su querida sentada en las rodillas, ídolo de lujo con esclavinas en los tobillos. Las queridas, las juergas y las riñas entre el jefe de ejército y el de la división en la misma vigilia de la catástrofe...(  ) El proselitismo mediante la corrupción, el halago, los ascensos, los favores, las coacciones de todas clases, hasta en las mismas trincheras, creó un ambiente de descomposición y de disgusto que debilitó la combatividad y la eficiencia del aparato militar... Abundan en demasía afanosas intrigas y recomendaciones para no ir al frente, y personalidades ultra revolucionarias de la retaguardia hacen lo imposible por eludir sus obligaciones militares al ser llamados sus reemplazos. Y entre comisarios, personal destinado a servicios pseudo-industriales, auxiliares, etc., etc., queda fuera de filas más de un treinta por ciento de las levas. (Abad de Santillán: "Por qué perdimos la guerra").

                                            Niños muertos por los bombardeos franquistas. 

Otra vez la cantinela de la unidad, a pesar de todo lo ocurrido, ¿para qué? ¿Para hacer el juego a los comunistas y a la política soviética? ¿Para que vuelvan a gobernar en España los hombres más incoscientes y más ineptos? ¿Para encubrir a los que en sus checas y en los frentes, por la espalda, asesinaron a centenares de españoles que no se doblegaban al partido comunista?... ¿Para envolver en un silencio de complicidad a los que convirtieron el poder en una orgía de variados placeres, en un instrumento de refinados suplicios y en una cínica ganzúa?... ¿Para echar un piadoso manto a los que tricionaron al Partido Socialista, a la República y a España?  (Luis Araquistain: "Sobre la guerra civil y en la emigración".)

Estos son algunos análisis y testimonios de dos de los personajes citados más arriba, un anarquista y un socialista. Ellos y los demás, testigos en primera línea de aquel tiempo y todos coincidentes en que aquella experiencia fue un completo desastre, un fracaso sin paliativos. Pero, el dato esencial que no conviene olvidar es que la Guerra Civil es un episodio más, el último, el más terrible, de la bella y malograda 2ª República. Donde pudo más la barbarie, el egoismo, la brutalidad, la incultura, la golfería, que los valores de justicia y libertad que proclamaba su Constitución.

De esa época terrible sólo se salvan en la memoria de las gentes honradas, aquellos que lo fueron. Los que dejaron sus vidas defendiendo la dignidad, el derecho a ser libres. Los que, se esté o no de acuerdo con ellos, fueron coherentes con lo que proclamaban y lo fueron hasta el final. Como Julián Besteiro, que pudiendo haber salido al extranjero cuando lo hubiera querido, se quedó en Madrid hasta caer en manos de los golpistas, que lo asesinaron cobardemente. A los señores del gobierno republicano que le proponían ir de embajador a Buenos Aires les contestó "Cómo voy a abandonar en estos terribles momentos a las personas que me han votado. Me quedo con ellas". Y así lo hizo. Era un socialista. De los de verdad. Con gente como él hay que construir la 3ª República. Todo lo demás ya saben a dónde nos lleva.

lunes, 2 de junio de 2014

Los atroces y su imperio del yo

La historia ha entronizado a los atroces.
Me consagro a la duda, el escepticismo es nuestro único botín en tiempos de decadencia, y un sistema para aplazar el imperio del yo, para delatar su impostura.
                                                                                           
                                                                                   (Emil Cioran)



Los atroces y su imperio del yo. Ahí siguen. Unos se van y otros llegan, cortados por los mismos o peores patrones. Montados en los globos de la autosatisfacción. Con trajes a medida y cobarta de seda, o el uniforme ramplón de coleguilla en la asamblea urbana. Pero todos arrastrando unos egos enormes que les escurren a churretones. Unos, tapando mentira con mentira, para mantener la posición. Los otros, vendiendo lugares comunes de barra de bar, como si se tratara de un descubrimiento científico que cambiará la faz del planeta. Y demagogia a carretadas, volquetes de obra -ahora que están en paro- atestados de las vulgaridades que mejor cuadran con la desesperación, el hartazgo o la desinformación. Todo avejentado, muerto antes de nacer. Y es que la realidad es más sencilla y a la vez más complicada. Pero, en cualquier caso, no pasa por repetir sandeces hasta que se las aprendan los incautos, ni por proclamar lo que quieren oir los fervorosos que nos aclaman.

Este país, además de la golfería congénita, tiene un gravísimo problema que se llama estupidez. Una plaga que atraviesa la sociedad de arriba abajo, y de la que pocos se salvan.  La estupidez implica la falta de cultura, de conocimiento en profundidad de los temas, de educación -entendida ésta, no sólo como una buena preparación académica, sino como las herramientas indispensables de comportamiento social-. La estupidez provoca otras enfermedades, daños colaterales: el amor al rebaño, la apetencia por la vanalidad, el desprecio por los valores y las cosas bien hechas. Valores que exigen reflexión, estudio, dedicación, disciplina. Todo lo contrario de la apetencia nacional al compadreo, el amiguismo, el hablar de oidas, la cuchipanda, la chapuza, el "aquí te pillo aquí te mato", el "tente mientras cobro".

                                                                              ©Angelo Prey

La nueva casta de demagogos de rebajas medran acusando a los viejos paquidermos artríticos de inoperancia, falsedad y sinvergonzonería. Todo eso ya lo sabíamos, es de dominio común. ¿Y qué más? ¿Cómo piensan conseguir que los habitantes de este país se conviertan en justos y benéficos, como pretendían los pardillos constitucionalistas ilustrados? ¿Por decreto ley? ¿O va a ser una medida revolucionaria, votada a través de las santas y mártires redes sociales, las nuevas diosas del Olimpo? ¿Les van a explicar a los adictos a la tecla minúscula y la pantalla mínima que desde la fundación del Reino de España en el siglo XV, esto ha sido un desmadre, un despropósito, un ladrocinio, cuando no un crimen de lesa humanidad? Que aquí lo que ha aprendido la gente, con el ejemplo que le daban "los de arriba", ha sido fundamentalmente a engañarse unos a otros para sobrevivir, a delatar para quedarse con los bienes del vecino, a fusilar para proteger los privilegios, a quemar en la hoguera para defender el trono del obispo. Que aquí comercio es igual a trampa y la palabra dada equivale a "si te he visto no me acuerdo". Que mientras los estados protestantes vecinos  medraban no sólo con el pillaje de las colonias, sino con intercambios comerciales basados en la seriedad y la honestidad de las transaciones, aquí, además de llevarse todo lo llevable de América, se dedicaban a malgastarlo y a vivir del cuento. En definitiva, que no hemos inventado nada relativo a corrupción, brutalidad y desprecio por lo público, desde hace varios siglos. Que todo esto no es nuevo, sino el resultado de una historia común desastrosa y envilecida.

                                                                           ©Angelo Prey

Y ese estado de cosas enquistadas, rancias, cosidas a la genética patria, ¿lo piensan cambiar de un plumazo, o con unas nuevas acampadas urbanas ahora que llega el calor? Los productos de consumo, desde los coches a los medicamentos, pasando por las lavadoras y los móviles, ¿los vamos a seguir comprando a los que los diseñan, o nos vamos a poner a hacerlos aquí? ¿Vamos a ser capaces de pasar de poner ladrillos a inventar alta tecnología? ¿Cómo, si los jóvenes más preparados, los que hablan idiomas y se han esforzado estudiando durante años mientras otros pintaban la mona, se han largado a países donde les reconocen y pagan sus méritos, en un nuevo exilio, de los muchos que aquí ha habido?

La panacea, según nos cuentan, es demoler la llamada Transición y, de paso, proclamar la III República. Como si los problemas estructurales del país provinieran tan sólo de este periodo y se fueran a arreglar con ese acto mágico-simbólico. Pero, en cualquier caso, para no llamarnos a engaño, recordemos que todo el crecimiento que se ha producido en España en el pasado inmediato (esa etapa gloriosa de dinero fácil, donde nadie protestaba, se conoce que porque también estaban participando del reparto); ese crecimiento -dicen las estadísticas- lo ha sido a base de deuda, no de salarios ni de beneficios, porque tenemos unos índices de productividad más que bajos, bajísimos. Nuestro país tenía en 2006 igual productividad que Suecia en 1975. ¡Olé! ¿Piensan, estos mirlos blancos de la política telegénica, elevar la productividad con recetas de plantas medicinales, nacionalizando empresas y bancos, o implantando la  CPVPV (Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio)? Deberían contárnoslo, lo mismo nos sorprenden. Por cierto, cuando pienso en algunos y algunas de los que tienen más posibilidades de ser presidentes de la república, se me abren las carnes y las tengo que poner en adobo. 

Tampoco estaría de más que en un rato libre, entre guasap y guasap, leyeran los proclamadores republicanos algún libro serio sobre la II República y cómo acabó. A lo mejor se les quitan las prisas y se dedican a preparar su advenimiento con más calma, no vayamos a cometer parecidos errores y dislates, que tiene pinta de que volvemos a transitar las mismas trochas inciviles y adocenadas.



sábado, 29 de marzo de 2014

La hora nazi

Hoy nos obligan a cambiar la hora para ahorrar energía, dicen. Muy bien. Lo que no cuentan es que seguimos fuera de sitio. España no pertenece al huso horario donde estamos en estos momentos, que fue adoptado por la dictadura de Franco en 1942 con el fin de sintonizar los relojes de nuestro país a los de la Alemania de Adolf Hitler. Y ahí seguimos, 72 años después, con la hora nazi.

Antes de este despropósito, España se regía por el horario que le corresponde por su situación geográfica, el mismo que Inglaterra. Ningún gobierno de la democracia ha tenido el buen tino de devolvernos la hora robada. Todo un símbolo de la ignominia, la mentira y el descrédito de esta carcomida comedia bufa que se viene representando en nuestro país desde hace décadas, y que está llegando a su paroxismo en los últimos años.

               
                                                                     © Angelo Prey

No es el único despropósito. Las ciudades del desmembrado Estado siguen repletas de objetos y nombres de aquella época. Generales sanguinarios que debían haber sido juzgados por crímenes contra la humanidad titulan calles y plazas, monumentos grandielocuentes y soeces se erigen en recuerdo de la masacre golpista de los vencedores de la guerra civil (el Arco de Triunfo de Moncloa en Madrid es una gigantesca y horripilante muestra de ello).

En consonancia con este parque temático del horror, estos días hemos asistido a una performance típica de este pueblo verbenero, a una de sus fiestas preferidas: la necrofilia. Aquí hay que estirar la pata para que te saquen en los periódicos y te pongan por las nubes. Los que más te jodieron son los primeros que se presentan vestidos de negro a cantar las alabanzas de lo bueno que eras, de lo bien que lo hiciste. Las gacetas se hartan de publicar fotos amarillentas que mueven a la nostalgia... ¡Qué jóvenes éramos entonces... qué bien estábamos... ¿te acuerdas?... aquello era la hostia. ¡Mentira! Aquello era una cloaca, un corral infecto. El paso del tiempo lo camufla. Y la memoria es débil y se vende al mejor postor con enorme facilidad. Es evidente que de aquellas aguas tenemos ahora estos lodos.


                          © Angelo Prey

Pasamos y seguimos pasando por el aro con una facilidad tremenda. Nos tragamos anzuelos tan grandes como los que se usan para pescar atunes. Ahora, con la hora de verano, con sus días eternos, a las terrazas en panda hasta las tantas, a celebrar la crisis. ¡Unos gin tonics con bayas de enebro, pimienta rosa, pepino de Madagascar y pétalos de plástico radioactivo, para celebrar lo bien que se vive en este país! ¡Como aquí en ninguna parte! Lo del paro, los desaucios y la pobreza no son más que demagogias de la oposición y de los envidiosos. Y los que protestan, unos delincuentes y unos terroristas. Aquí los únicos que se manifestan como es debido son los obispos y las monjas, gente de orden que sabe lo que se trae entre manos y bajo las faldas.

sábado, 15 de febrero de 2014

EL FASCISMO QUE NO CESA

Los guardianes del vacío acaban de asesinar a pelotazos, o han dejado morir, en un mar infectado de botes de plástico y manchas de petróleo, a los desgraciados negros que pretendían colarse en este paraíso mugriento de hipermercados chinos y barbis neumáticas.
España sigue siendo un país fascista, no ha dejado de ser fascista, era fascista incluso antes de que se inventara el fascismo como tal. El único estado que permaneció bajo la bota del fascismo cuando los demás países fueron liberados después de la 2ª guerra mundial. Pueblo entontecido por una iglesia mugrienta de pederastas y psicópatas que perdura por los siglos de los siglos, adormeciendo mentes, castrando voluntades. Ahora añaden otra nuevo eructo de sus mentes enfermas con la Ley del aborto, identificados ellos mismos con los futuros tarados que pueden nacer de gestaciones malogradas. Parece que no son bastantes y necesitan engrosar sus filas de quasimodos. No hay más que repasar la lista de saqueadores del Gürtel, las fotografías de los secuaces gomosos que han desvalijado bancos y hasta los estancos, para advertir que la nueva Ley del aborto era necesaria para proveer de nueva mano de obra a esta caterva de depredadores. Es una ley de autoprotección.

¿Y la llamada izquierda? De vacaciones, en el mismo mar de todos los veranos. Tomando el sol que más calienta. ¿Pero, qué es la izquierda sino la suma colectiva de las individualidades anónimas? Pero, claro, aquí cada uno va a lo suyo. De sumar, nada. Restar, lo que haga falta. Y el idiota medio, mientras se solaza en la barra de un bar, saca punta dicharachero a lo que le rodea y mete la faca en las espaldas de quien haga falta, siempre que sea uno de su mismo barrio. Porque si se trata de otro de las castas superiores, ya se cuidará muy mucho de levantar la voz, más bien doblará el espinazo y le obsequiará con una babosa reverencia, aunque luego por detrás, cobardemente, le ponga a caldo.


Goya, Valle-Inclán, Quevedo, han sido tres grandes retratistas de la tribu celtibérica. Eterna en lo soez, brutal como inculta, envidiosa por analfabestia. Aquí cualquier pedorrero que ni siquiera puntúa correctamente se considera más profundo que Emmanuel Kant.

En estos momentos de crisis inducida vuelven a surgir, como muertos vivientes, los fantasmas eternos de la fantasmal Ejpaña. Seres acomplejados, pequeños burgueses que llevan toda la vida chupando del bote, pero que se permiten subir cada mañana al púlpito para pontificar sobre lo divino y lo humano, y poner a los demás a parir con la desvergüenza de los sinvergüenzas acomodados. ¿Por qué no empiezan por dar ejemplo y dimiten de si mismos y de sus prebendas mal adquiridas?

Inquisidores de lo ajeno. ¿Han dado la cara por alguien que no sea su bolsillo? Por supuesto que no. Sólo de boquilla. Pero se permiten administrar navajazos a los que están a la intemperie y se equivocan. Ellos no se equivocan nunca, son los anarquistas coronados, merodeadores de los descampados donde las tribus nómadas montan de vez en cuando algún jolgorio, para deshacerse después en nada, luego de tomarse unas cañas. Como se consideran más a la izquierda que Rosa Luxemburgo, desde su atalaya nihilista, no antes de haberse documentado sesudamente en los periodicuchos neonazis, se dedican a insultar a los que viven a ras de tierra.

Menos mal que no estamos armados. Porque a este tipo de sabandijas, sus frustraciones (los cuernos que les pusieron antes de convertirse en eunucos mentales, las deformidades congénitas, la mala conciencia de saberse unos privilegiados inmerecidos), los envenena de odio. Son el prototipo del asesino que se dedicaba a sacar de sus casas a gentes indefensas en el Madrid asediado por los golpistas en 1936, para darlos el paseillo. Mientras que las gentes honradas defendían con su vida la libertad, la dignidad y la decencia, aquellos bastardos se dedicaban a la caza del desprotegido, manchando para siempre los ideales de la República.

Estos palurdos enrabietados del hoy gustan, a su vez, de manchar con sus heces a las organizaciones sociales que con todos sus defectos, que son muchos y muy grandes, siguen defendiendo lo de siempre: la libertad, la igualdad, la fraternidad. Mientras, les hacen el juego a los golpistas de la democracia, estos que con el BOE en la mano están consiguiendo lo que no fueron capaces los fascistas de 1936.